Juro quería quedarme,
juro moría por tus besos,
por tu piel y por mirarme
para siempre en tus ojos.
Juro moría por contarle
tantos secretos a su boca.
Juro fuiste la única persona
que logró enamorar a mi alma
y ella quería seguir amándote más
que a nada en el mundo.
Juro confiaba ciegamente en ti.
El corazón casi agonizando te pregunta
¿Por qué fue tan difícil darme verdad?
Este amor que compartimos por muchos años
te dice adiós, vuela alto, espero seas muy feliz.
Yenis Muñoz Mindola
No quiero ninguna, quiero pagar mi condena,
porque aún en este absurdo que llaman libertad,
estaré enjaulada y muriendo de amor,
huyéndole al sufrimiento.
Soy culpable señor juez, por amarlo.
Soy culpable de mirarme en sus ojos y desear quedarme
en ellos para siempre, culpable del morbo que me produce
su silueta y de desearlo de vuelta en mi cama,
sí soy culpable,
culpable de sentir placer en mi cuerpo y en
mi mente durante el recorrido de su boca.
Hoy le digo señor juez que ni cien años de condena,
borrarán de mi mente aquellas horas con él,
cuando descubrí que el paraíso sí existe y
se encuentra en su piel.
Yenis Muñoz Mindiola
Fue justo en aquel momento
cuando nuestros cuerpos,
nuestras almas y toda la imperfección que nos
acompaña, decidieron admirarse,
entendimos que para amarse la
única belleza que existe es aquella
que deja sin aliento a unos ojos,
a una boca y aun corazón, que
sin saber hablar en un instante es capaz
de expresarse en cualquier idioma,
logrando sellar de la manera más
sublime el amor para el amor.
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